MOMIA TATUADA DE HUCHO
Varios
hallazgos arqueológicos que realizáramos en la zona de Huacho indican la
presencia de momias cuya piel reseca conserva, pese al tiempo transcurrido,
importantes diseños tatuados. Tales restos llaman la atención para la historia
regional, porque pueden ilustrarnos sobre algunos aspectos de las ideas y las
costumbres de la cultura nativa. Su hallazgo procede de tumbas en las que se
habían inhumado a personas de tiempos prehispánicos, las cuales fueron
envueltas con numerosas mantas tejidas en algodón, acompañadas con diversos
artículos que, en muchos casos, revelan la posición social, el oficio, la
economía y otros aspectos vinculados a la sociedad en que se desenvolvían.
Finalmente, las tumbas eran cubiertas con arena, de tal manera que se protegía
el contenido del entierro por cientos de años. En similar circunstancia se conservaron
también los propios cuerpos difuntos con las huellas de los tatuajes que
desafiaron al tiempo.
El
tatuaje, según los indicios arqueológicos asociados a las momias, son de origen
preinca y su práctica ocurrió entre los siglos X al XV de nuestra era. Pero,
debió continuar hasta los primeros tiempos del colonialismo hispano. En los
siglos indicados, la sociedad que ocupó el valle de Huaura y Huacho, fue la
denominada cultura Chancay, cuya área de expansión abarcó también los
territorios yungas del valle de Huaral.
Para
la arqueología, cuyo empeño se orienta hacia el conocimiento del pasado de las
sociedades prehistóricas, cobra importancia el descubrimiento de nuevos datos para
el mejor entendimiento de la trayectoria de los grupos humanos que habitaron un
determinado lugar del planeta. Por eso, el hecho de haber identificado la
práctica del tatuaje en las sociedades prehispánicas que se desarrollaron en
Huacho y el valle de Huaura, reviste especial interés, toda vez que los diseños
plasmados en la piel humana abren nuevas posibilidades de aproximarnos al
conocimiento del mundo ideológico que animó a las grupos sociales del Norte
Chico.
La
ciudad de Huacho es la capital de la provincia de Huaura en la región de Lima,
Perú. Se halla a 150 kilómetros al Norte de Lima, a la cual está unida por la
carretera Panamericana Norte. Ocupa un territorio llano en la margen izquierda
del río Huaura, adyacente al Océano Pacífico. Su clima corresponde a la zona
Chala y Yunga, sin lluvias durante casi todo el tiempo, excepto unas tenues
lloviznas, denominadas garúa, que aparecen durante el invierno. Está rodeado
por desiertos tanto al Norte como al Sur, pero goza de una campiña alimentada
por las aguas del río Huaura que baja de la zona altoandina de la provincia de
Oyón. La producción marina como la actividad agrícola, derivadas del
aprovechamiento del mar próximo, como del valle donde se ubica, le ofrecen
buenas condiciones para la subsistencia y el comercio. Esta producción
combinada de recursos, tanto marítimos como agrícolas fue la base de la
subsistencia tradicional cuyos orígenes proviene de muchos miles de años antes
de nuestra era. Tal situación promovió para que Huacho emergiese como población
moderna después de haber transitado por un proceso de desarrollo que abarcó
varias etapas de la historia nacional.
Del
proceso recorrido por la sociedad huachana han quedado vestigios importantes
que se distribuyen al entorno de la propia ciudad de Huacho. Entre ellos
destacan los restos arquitectónicos y los cementerios, los cuales, a pesar de
la pavorosa depredación que sufren, dejan aún evidencias susceptibles de ser estudiadas
en el presente. Justamente, son los cementerios localizados a inmediaciones de
la ciudad en los cuales hemos identificado restos de momias con huellas
visibles de tatuajes. Ha sido principalmente el cementerio de Cerro Colorado y
otros adyacentes a él, como aquellos distribuidos entre el asentamiento humano
de Atalaya y el de Cerro Colorado, en la zona Sur de la ciudad, los que han
proporcionado la mayor cantidad de muestras.
El
estudio se ha realizado mediante observaciones directas de los restos humanos
momificados, teniendo en cuenta las condiciones de su hallazgo, las
asociaciones arqueológicas, la diferenciación sexual y la edad de los
individuos. Estos rasgos, en varios casos, resultaban evidentes por cuanto
mostraban aún las señales específicas del sexo y el tamaño de los huesos. Luego
de ser limpiadas dichas muestras se procedió a fotografiarlas y hacer los
calcos de los diseños tatuados con la finalidad de apreciar su distribución en
el cuerpo y las recurrencias.








Hola Betty!!
ResponderEliminarGracias por compartir con todos nosotros este patrimonio de tu tierra y por ser parte de esta propuesta educativa.
Saludos
Cristina
Equipo Docente